
¿Por qué no leen los colombianos?
Por Hernán Darío Caro
En su texto, el autor plantea como tesis central la pregunta ¿Por qué no leen los colombianos?, que se enmarca claramente en un marco argumentativo; puesto que el autor bajo sus argumentos tratará de influenciar al lector, tratando así de defender su posición frente al tema. El título del texto o mejor la pregunta con la que inicia el mismo, no da un referente, frente al cual el receptor podría iniciar su lectura con un juicio prematuro.
Con motivo de la pasada feria del libro, el ministerio de cultura publicó unas estadísticas frente al comportamiento cultural que tienen los colombianos. Alarmado por los resultados que arrojaron las encuestas, y más aún porque un colombiano promedio lee tan sólo 2 libros en el año; el autor iniciará su controvertida posición referente al tema. En primera instancia se plantean tres argumentos claves por los que los colombianos somos apáticos en relación a los libros: 1-Es culpa del gobierno. 2- el alto nivel de analfabetismo. 3- el gran costo que tienen los libros en relación con otros países. Los enunciados anteriormente expuestos, fue la deducción a la que los medios de comunicación llegaron sobre el tema; pero con lo que el escritor no se mostró muy convencido, puesto que él afirma que todo esto no son más que simples excusas que esconden el problema de fondo; afirmando que en los últimos años la administración de Bogotá ha adelanto obras con el fin de construir y modificar las bibliotecas publicas, incluso con extensión de horarios para domingos y festivos. En segundo lugar sostiene que las encuestas fueron aplicadas a personas que sabían leer, por lo tanto el argumento del analfabetismo no es muy válido. Retomando el tercer punto, se enuncia que la necesidad de disminuir el costo de los libros, es una necedad pavorosa, porque en Colombia los libros son baratísimos, oscilan entre 7.000 y 5.000.
Hasta este punto el autor ha declarado su falta de respaldo para estas discrepancias, para dar paso a su presentación de conclusiones de ¿Por qué no leen los colombianos?
Existen al menos tres razones determinantes pos las que los colombianos sólo leemos en promedio ese mismo numero de libros al año. La primera de ella se deja inscribir en un momento específico de nuestra historia y se aplica ante todo al caso bogotano; esas razones son: I) el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán. II) la ferocidad de la naturaleza y la geografía colombiana. III) la tradicional y casi esencial corrupción de los funcionarios de nuestro país.
Cabe anotar que hasta el propio Hernán Darío Caro en el momento de escribir esto pensó en que sus lectores se sorprenderían, y se plantearían que tiene que ver sus argumentos con el problema de lectura en los colombianos, a lo que él nos plantea: En base a un libro pertinentemente al tema “Historia de la lectura en el mundo Occidental”, encuentra la gran revolución de la lectura que contrajo la invención de la imprenta. Básicamente lo que se plantea es una analogía entre los nuevos inventos, y los hábitos de lectura que se instauran gracias a todos estos acontecimiento, encontrando una gran similitud entre la tesis del libro y algunas ideas vagas que habían estado rondando su mente. Hay algo muy interesante cuando los seres humanos empezamos a interesarnos por un tema , es muy común que rastreemos todas sus teorías al respecto, pues bien eso fue exactamente lo que hizo el autor; se dio a la tarea de buscar toda la información concerniente a las relaciones entre los hábitos de lectura y los adelantos técnicos.
Fue así como de alguna manera y gracias al “azar”, fue a dar a una librería que estaba en liquidación y encontró un libro, que justamente lo ayudó en todo el planteamiento de sus ideas; tal libro traía por nombre: “el papel del tren en la transformación del mono en hombre”. Este libro constituyó en gran parte una fuente de inspiración para el autor, ya que este indica “como los trenes han sido un agente de progreso no sólo económico y material sino principalmente espiritual. A través de profusas referencias a documentos históricos, sociológicos, políticos, literarios, etc. Gelens prueba que en los países donde los trenes constituyen el principal medio de transporte, los índices de la actividad económica como los de actividad cultura, exceden a otros lugares que carecen de redes ferroviarias, o de tranvía, metro, etc.
Finalmente el autor expone la situación de otros lugares con un mismo mecanismo de transporte, todo con el fin de respaldar más su tesis. Hernán Darío Caro, considera que lo que hace viajar en tren es tener mayor tiempo y mejores condiciones de viaje, y esto se puede aprovechar leyendo; Aunque un poco reiterativo y algo radical en el tema, él no deja de proponer que la única solución para que los colombianos nos interesemos por los libros, es la construcción de ferrocarriles y estaciones; en pocas palabras realizar un revolcón en el transporte en Colombia. Dicho presupuesto para desarrollar un plan de tal magnitud, saldrá del bolsillo de Estados Unidos, siendo éste el que se encargará por algunos añitos del manejo completo del proyecto.
En mi opinión personal considero que el autor ha sido un poco subjetivo en su planteamiento, y que aunque ha tratado de abordar el problema de la lectura en Colombia se ha desviado del tema, siendo tendencioso y algo irracional en sus puntos de vista. Considero que Colombia es un país no en vía de desarrollo como algunos lo destacan, sino subdesarrollado en donde hay actividades más inmediatas y necesarias que la lectura; el sobrevivir es cuestión de la mayoría, tampoco podemos dejar de lado que el analfabetismo sigue siendo un problema, y aunque los encuestados supiesen leer, también hay otros habitantes que no cuenta con esta habilidad. Hay muchos otros problemas de por medio en todo esto, pero no los traeré a colación ya que sólo me interesa hablar de lo que el texto en sí plantea.
Al mismo tiempo que no estoy de acuerdo con algunos de los aspecto que se mencionan, también debo resaltar cierta parte del documento con la que estoy totalmente de acuerdo, por ejemplo en que los colombianos hemos adquirido “hábitos de lectura” un poco irregulares, como lo son leer sólo avisos de buses y cosas por el estilo, sin contar que la mayoría de estos se componen de publicidad, mejor dicho estamos llenos de “basura mental”.
No hay que dejar de lado el arduo trabajo que hacen diferentes estatutos en pro de la lectura, no sólo se puede resaltar lo malo del tema, de acuerdo con la creación de bibliotecas, aulas y los diferentes espacios para leer que el gobierno ha creado, me parece que es un gran avance, mucho más si tenemos en cuenta a otros países de Latinoamérica; hay que tomar las cosas con un poco más de responsabilidad personal y entender que a nadie se le puede obligar a lo que no quiere, los espacios y los libros siempre han estado presentes, es más una cuestión de actitud que un problema de transporte.
Teniendo en cuenta la función del texto, cabe decir que el mismo cumple con su intencionalidad, puesto que en varios de sus párrafos me hizo cuestionarme y hasta persuadirme de mi propia opinión. El tono del texto me parece apropiado, respetando la voluntad y la finalidad del mismo. En cuanto a todo lo relacionado con finalidad lingüística, debo decir que va muy acorde con el tema que allí se plantea.
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